Soy EXTREMEÑA (y lo escribo así, con todas las letras y en mayúsculas porque estoy orgullosa de ello). Como tal, he crecido rodeada de encinas y alcornoques. He paseado miles de veces por la Dehesa Boyal de Montehermoso, mi pueblo natal, bajo la añeja sombra de estos majestuosos árboles.
Siempre me emocionará ver el paisaje extremeño salpicado con estos árboles tan nobles como los animales que pastan alrededor y los paisanos que se cobijan bajo sus ramas.
Me encanta contemplar cómo los rayos del sol se cuelan entre las ramas iluminando sus características hojas y ese fruto otoñal tan singular y tan preciado. Fruto que, además, da nombre a los extremeños: Belloteros.
Yo también soy extremeño, cacereño concretamente, y aunque al no ser nacionalista no necesito reafirmarme en ello de bellotas también sé un rato. Me encantan, además, quien no las haya probado no sabe lo que se pierde.
Para mí la dehesa es uno de los paisajes más impactantes que existen y no puedo dejar de emocionarme en Monfragüe o esa Sierra de San Pedro que siento tan cercana. Extremadura es una gran desconocida lamentablemente.
Desde instantesenlaretina siempre aprovechamos la ocasión para redescubrir Extremadura y mostrársela a todos nuestros seguidores porque, como tú mismo dices, es una gran desconocida pero tiene muchísimo que ofrecer.
Muchas gracias por tu visita.
Emocionante relato.
Ya lleváis dos entradas, ¿qué meta tenéis?
Saludos.
De momento, para este desafío la meta es de un mes. Después de eso, ya veremos… 😉